Si uno echa un vistazo atrás, observa que los cambios tecnológicos siempre han supuesto profundos cambios en el mercado eléctrico: Los grandes saltos hidroeléctricos sacaron del mercado a las pequeñas distribuidoras locales, la energía atómica supuso la quiebra de las pequeñas empresas incapaces de recabar los ingentes capitales necesarios, etc.
La energía solar supone un nuevo cambio de paradigma, pues facilita la entrada en el mercado de un sinfin de agentes y, obviemente, las compañías del oligopolio van a hacer lo que han hecho siempre: Todo lo que esté en su mano por acabar con la competencia. (...)
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