Esperanza, mucho ánimo. Tú no lo sabías. Sigue iluminándonos, ahora más que nunca, este camino y líbranos (del mal, amén) de esos Granados incómodos que, de vez en cuando, la vida nos cruza.
Fue casi inevitable, y eso que aún estoy en shock. La policía ha llamado a la investigación, en un arrebato de originalidad, "Operación Púnica". Como he dicho, no he podido evitarlo. Púnica...Púnica...me pregunto si somos nosotros, los encargados de hacer la limpieza frente a la corrupción, esos aguerridos ("Aguirridos", permítanme la licencia) romanos que se enfrentaron a Cartago, esa ciudad de salvajes al otro lado del Mediterráneo.
Lo cierto es que no recuerdo bien la historia, porque en la LOGSE estaban fuera de temario, pero según he visto en Wikipedia, Roma terminó por conquistar y arrasar la ciudad de Cartago. El símil me parece fascinante. Imagino a Esperanza al frente de las tropas, erigida César, y terminando con todos esos salvajes que, para más inri, ya sabemos todos a quién preceden...
El Partido Popular es una formación que ha apostado firmemente por la regeneración democrática. Estamos limpiando y, cuando se limpia, lo que sucede es que reluce la porquería. Pero...¡ay! ahí está esa caverna mediática de preocupante tinte rojo y con coleta que aprovecha cada ocasión para echar una mano al cuello a nuestra clase alta. Envidia, quizá. Algunos vociferan pidiendo dimisiones (¡dimisiones!), ¿podéis dejarnos limpiar a nosotros?, vamos a terminar con la corrupción,queremos regeneración...pero a nuestra manera. Dejadnos trabajar, pobres del mundo. (Comunistas).
Empiezo a pensar que hay una especie de acoso y derribo hacia el PP de Madrid, el ariete necesario para impedir que grupos radicales antisistema se acomoden en el sillón y acaben de dar el golpe de gloria a nuestra flamante, sana y esmerada democracia.
Esperanza Aguirre reaccionó sorprendida y con la firmeza que le caracteriza. Nuestra lideresa, al conocer las últimas informaciones, declaró un revelador "¿cómo?". Pobre, el que fuera su número dos la había mantenido al margen de sus robos negociaciones. Luego, más tarde, se ha declarado "avergonzada". Bravo, Esperanza. ¿Qué más podrías hacer?. Es evidente que tú eres una víctima sexagenaria más de este atajo de perdedores que no han sabido ni podido estar a tu altura.
Continúa adelante en este lodazal, ni veinte agentes de seguridad podrían impedir tu avance, presidenta.
Ave César, Ave lideresa. Ave, presidenta.
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