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Sobreabundancia informativa y sesgos de los medios de comunicación

23 de julio de 2015

La sociedad de la desinformación

Hoy vivimos como nunca la abundancia informativa debido al creciente número de aparatos electrónicos, Internet y nuevos soportes informativos. Pero esto no se traduce, necesariamente, en una ciudadanía mejor informada. Todo apunta, dice el último Dossier de FUHEM Ecosocial, a que nos estamos perdiendo ante tanta información y que la labor de selección que los medios de comunicación están haciendo no ayuda.


La sociedad de la desinformación
Sildorf (CC)  

En los últimos años hemos vivido un desarrollo espectacular de los medios de comunicación. El teléfono, el cine, la radio, la televisión e internet se constituyen en tele-interlocutores de una creciente sociedad de masas que pasa a tener el consumo de bienes y servicios como uno de sus principales rasgos definitorios.

Internet es el mejor ejemplo de esta transformación porque representa todo un nuevo modelo comunicativo resultado del paso de lo analógico a lo digital: Martin Hilbert, investigador de la University of Southern California, calcula que en el año 2000 solo el 25% de la información estaba en formato digital [1]. En 2007, sin embargo, el proceso se habría invertido y la información analógica almacenada en libros, revistas, cintas de música, vídeo cassettes... ya solo suponía un 7% del total.

Y el ritmo de crecimiento del mundo digital es imparable: Google procesa 24 petabytes diarios, 1000 veces la cantidad de información alojada en la Biblioteca del Congreso de los EEUU; cada hora se suben a Facebook 10 millones de fotos nuevas y cada día se escriben más de 400 millones de tuits... Según investigadores de la Universidad de California en Berkeley, cada dos días se produce tanta información digital como todas las conversaciones que han tenido lugar en este planeta a lo largo de toda la Historia [2]. Un estudio de la consultora IDC [3] predice que toda la información de la que hoy disponemos se multiplicará por cuatro en tan solo cinco años.

Entonces, ¿estamos mejor informadas e informados? Todo apunta, más bien, a lo contrario. El actual panorama informativo en nuestro entorno se caracteriza, por un lado, por una sobreabundancia de información que, a la postre, genera desinformación y, por otro, por un fuerte sesgo en los contenidos que se publican: temas cruciales que ponen en peligro la convivencia con justicia y equidad –como la corrupción y el cambio climático− se tratan en los medios de forma desenfocada, casi anecdótica, oscureciendo su dimensión estructural, mientras que cuestiones fundamentales –el capitalismo y el patriarcado− simplemente están ausentes de los medios de comunicación convencionales.

¿Estamos mejor informadas e informados?

FUHEM Ecosocial acaba de publicar un boletín sobre el asunto, titulado "Desinformación y pseudoinformación", haciendo un repaso a algunos temas clave de esta sociedad de la desinformación.

Según las encuestas que ofrece el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociales (CIS), en estos últimos años ha aumentado la preocupación ciudadana por la clase política, mientras la clase empresarial no aparece como un problema para los ciudadanos. "El Caso Palau podría perfectamente llamarse el caso Ferrovial. El caso Nóos nos tenía que haber abierto el apetito informativo sobre el funcionamiento y las cuentas de la empresa Aguas de Valencia", dice Braulio Gómez Fortes, investigador de la Universidad de Deusto, analiza la cobertura mediática que se ha hecho de diversos casos de corrupción y fraude, que reflexiona sobre esta paradoja en tiempos de crisis. La acumulación de poder económico de las multinacionales no se ve como una de las causas de fondo de esa corrupción que todavía nos escandaliza: "La regeneración de la elite económica es aún más necesaria que la de los políticos", señala Gómez Fortes.

El cambio climático en los medios de comunicación

José Bellver, Paul Serrano y Pau Salarich, investigadores de FUHEM Ecosocial, analizan la información que los medios ofrecen sobre el cambio climático, un tema presente aunque deficientemente tratado, a juicio de los autores. Apuntan que la difusión no ha servido para lograr un cambio en la mentalidad de la ciudadanía global, que no lo asume como el mayor reto que enfrenta la humanidad, y mucho menos desde que la crisis económica ha relegado este tema a un plano de menor relevancia.

Agrava la situación que la información concede escasa relevancia al contexto, y el interés de las empresas responsables de la quema de combustibles fósiles, para las que actuar decididamente contra el cambio climático supondría un cambio radical en su modelo de negocio.

Según los investigadores de FUHEM Ecosocial, afrontar el cambio climático podría ser una oportunidad para romper con la lógica de la mal llamada austeridad, reconstruir y transformar democráticamente la economía integrando la limitación de los límites biofísicos del planeta, recuperando los bienes comunes e instaurando nuevos marcos regulatorios que permitan luchar contra las desigualdades y en favor de las economías locales. Para todo ello, concluyen, la ciudadanía ha de jugar un papel clave y esto solo será posible si el periodismo ayuda.

Cómo abordar el capitalismo desde medios capitalistas

El lenguaje es el medio más poderoso para condicionar la realidad. ¿Con qué lenguaje se refieren los medios hegemónicos a un capitalismo que no nombran? En este teatro de la retórica, los recortes de la inversión pública social se llaman “reformas”; el problema es de “crecimiento”, nunca de distribución; la “flexibilización del mercado laboral” esconde retroceso de derechos y precarización; “austeridad” y “eficiencia” son mantras para un Estado que desatiende los intereses de la mayoría y cree “hacer los deberes” al someter la soberanía al mandato del capital transnacional y la Troika.

Rodrigo Fernández Miranda, investigador y activista, sostiene que la industria de la comunicación, una de las más concentradas en la globalización económica, construye el imaginario social sin nombrar el “capitalismo” ni tratarlo como sistema, sin describir la composición de su poder ni debatirlo. Fernández Miranda explica en su texto, que el reto central en la batalla cultural contra el capitalismo consiste en "desmercantilizar la información y colocarla en el plano de los derechos".

Patriarcado y medios de comunicación de masas

Además del capitalismo, Beatriz Gimeno apunta al patriarcado como el otro sistema de dominación material del mundo en el que vivimos, donde ambos se retroalimentan y fortalecen.

Los discursos mediáticos que (re)producen y refuerzan los modelos patriarcales aparecen en los medios a través de las noticias y de la publicidad. Esto se hace a través de distintas estrategias: una acusada infrarrepresentación femenina, una aparición que ocupa espacios secundarios o bien, roles protagonistas en los que ellas lloran y necesitan ayuda. En sus facetas profesionales, los medios presentan a las mujeres siempre como posibles objetos sexuales y todas necesitan aparecer marcadamente femeninas: maquilladas, peinadas y vestidas como la moda impone. La belleza es un aspecto fundamental en aquellas que trabajan a la vista del público: locutoras, periodistas, etc.

Para concluir, apunta Gimeno que no es exagerado afirmar que la influencia de los medios de comunicación en el patriarcado contemporáneo es tan importante que, si el feminismo no consigue introducir discursos y representaciones alternativas con eco social suficiente, podemos encontrarnos con que los logros de la igualdad formal conseguidos tras duras batallas terminarán convirtiéndose en pálidos reflejos de la verdadera igualdad.

El Salmón Contracorriente  

Notas

[1Artículo con algunas de las teorías de Hilbert: http://www.martinhilbert.net/Hilbert_Significance_pre-publish.pdf

[3Estudio anual ’Digital Universe’ de IDC, patrocinado por MEC. Versión de 2014 en http://www.emc.com/collateral/analyst-reports/idc-digital-universe-2014.pdf

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