Aunque Latinoamérica ha experimentado algunos cambios positivos en los últimos años y los niveles macroeconómicos sitúan a muchos países en situación emergente y de reactivación económica, a pesar de que la riqueza ha crecido, la desigualdad social ha aumentado y la región continúa siendo la más desigual del mundo. La situación empeora para muchos, más de 30 millones de personas en América Latina están en riesgo de volver a la pobreza.
“Para nosotros la justicia social significa una sociedad más equitativa, no sólo en términos financieros sino en términos de la capacidad de las personas de ejercer sus derechos, en políticas que incluyan a todas las personas y que ayuden a acabar con las desigualdades”, Mara Manzoni Luz, Directora de Christian Aid/InspirAction para América Latina y El Caribe.
El estudio analiza la realidad desde diferentes ópticas: la desigualdad laboral, la étnica, la fiscal, la energética y climática, la violencia, el acceso a los puestos de gobierno y poder, dando como conclusión inequívoca en todas esas facetas que la desigualdad de género es mayor en todos los casos. (Ver infografía)
La mujer carga con el peso de las desigualdades en la región, son las mujeres quienes más sufren por la violencia, los sistemas fiscales se ensañan contra ellas, las mujeres tienen menos oportunidades a acceder a trabajos dignos y son las más afectadas por el cambio climático. El informe examina la violencia de género, incluidos la violencia sexual y el feminicidio, tan prevalentes en la región, que hacen de América Latina una de las regiones más violentas del mundo. De los cinco países más peligrosos para las mujeres, cuatro se encuentran en la región, siendo El Salvador el país con la mayor tasa de homicidios de mujeres en el planeta.
Se explora también la identidad racial y étnica y da atención especial a la situación de los pueblos indígenas y las comunidades afro-descendientes, quienes son los más afectados por la exclusión social y el racismo.
Se pone de manifiesto que la justicia fiscal puede jugar un papel clave para reducir la desigualdad, no sólo a través de las transferencias de impuestos, sino también con la implementación de sistemas fiscales progresivos, y con la inversión de los ingresos fiscales en la provisión de servicios públicos universales garantizados por sistemas más justos y transparentes de inversión en los países.
1 Mensaje
19:03
A pesar de avances legislativos, creo la educación ha fallado enraizando la impunidad y simulación en el diseño de políticas publicas con perspectiva de género.
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