El acto fue organizado por el presidente de la asociación Fiare Zona Centro, Marcos de Castro, con la colaboración del grupo local de Madrid, y en él participaron, acompañando al autor, Perú Sasia -traductor del libro, presidente de la Fundación Fiare y actualmente miembro del Consejo Rector de Banca Popolare Etica-, Juan Antonio Gimeno -presidente de Economistas sin Fronteras-, y Carlos Bravo por parte del sindicato CC.OO.
El evento contó con una primera parte en la cual las personas que formaban la mesa quisieron introducir un marco para la posterior discusión con el público asistente. Peru Sasia realizó una breve presentación del proyecto Fiare y habló de su integración en Banca Popolare Etica para constituir una cooperativa de crédito de ámbito europeo que opera ya en España y en Italia. Asimismo, hizo referencia en su intervención a la necesidad de una “militancia económica”, en unas circunstancias como las actuales en las cuales el discurso neoliberal ha logrado imponerse culturalmente y penetrar todas las capas sociales. La banca ética, en este sentido, pretende reclamar el valor de una intermediación financiera puesta al servicio de las necesidades de las personas.
Por su parte, Juan Gimeno hizo referencia al contexto de lo que se ha dado en llamar “financiariación” de la economía global, realizando un análisis de la evolución de un sistema económico caracterizado por la desregulación progresiva de las finanzas. Un proceso que se ha desarrollado a lo largo de las cuatro décadas que siguieron a la crisis del petróleo de principios de los años 70.
El resultado de estas transformaciones ha dado lugar a una hipertrofia de las finanzas que se manifiesta en un volumen de transacciones financieras que excede con mucho la propia capacidad de generar riqueza de las economías de los estados, reflejada en el PIB.
Estos desequilibrios han dado lugar a la acumulación de un poder desmesurado, tanto en las entidades financieras “demasiado grandes para caer” como en las grandes empresas multinacionales, que son capaces incluso de corromper el propio juego democrático para imponer salidas a la crisis favorables a sus intereses, como ha sucedido en la UE y en el estado español.
En este sentido, Carlos Bravo citó como ejemplo en su intervención el informe que desde CC.OO. se ha realizado recientemente de las empresas del IBEX 35, un examen que se ha centrado en analizar la retribución que las entidades que operan en este índice bursátil realizan a sus gestores, al factor capital, al trabajo y a la sociedad en general, vía impuestos. Los resultados ponen de manifiesto un notable desequilibrio en este reparto que beneficia claramente a los gestores y al capital en detrimento de los demás grupos de interés. Una manifestación más del incremento de la desigualdad que resulta de la aplicación de las políticas neoliberales.
Finalmente, la intervención de Ugo Biggeri se centró en afirmar que otras finanzas son posibles, unas finanzas éticas ajenas a cualquier tipo de actividad especulativa, transparentes, y que sirvan al desarrollo real de las comunidades en que se sustentan y de proyectos económicos con un impacto social positivo.
Al mismo tiempo, unas finanzas que apelen a la responsabilidad de los ciudadanos y ciudadanas. Y es que, para ilustrar “el valor del dinero” y cómo paso a formar parte de BPE, Biggeri se refirió a su propia experiencia personal y a su participación como activista en una organización que, durante los años 90, intervino en la campaña para promover la eliminación y el control de las minas anti-persona. Dicha organización rehusó en un principio formar parte de los colectivos fundadores de BPE. Por otro lado, la entidad asumió las funciones de tesorería en la plataforma que promovía la campaña contra las minas, depositando los fondos en una entidad bancaria que a la postre resultó ser una de las que financiaban la producción de ese tipo de armas.
Con esta anécdota Ugo Biggeri ponía de manifiesto la necesidad de unas finanzas y una banca ética como herramienta de transformación, y la importancia de decidir qué hacemos con nuestro dinero, más allá de objetivos ampliamente aceptados por la sociedad como el crecimiento y la obtención de rentabilidad.
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