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Déficits públicos y ajustes presupuestarios

Hoy en EKO tratamos el tema del déficit y, para abrir boca, traemos aquí las primeras impresiones de nuestro invitado, Manuel Escudero, economista y consultor internacional que ha sido asesor de la Oficina del Global Compact de las Naciones Unidas. También participan hoy en el programa Fernando Luengo, profesor de Economía en la Universidad Complutense, y César Roa, economista y ensayista, autor de La República de Weimar donde analiza las consecuencias de las políticas de austeridad.


 Déficits públicos y ajustes presupuestarios
Me gustaría introducir los 10 puntos siguientes:

  • Tratar de déficits públicos y de ajustes presupuestarios es tratar de un tema que más allá de su carácter económico es un tema altamente político e ideologizado.
  • A nivel económico es una obviedad que en un mundo donde las finanzas están globalizadas, una economía nacional solamente es sostenible si no gasta por principio por encima de sus posibilidades y si no se desborda hasta límites inasumibles la deuda pública. Pero esto no se puede traducir en un principio sagrado a aplicar a rajatabla independientemente de que la economía esté en recesión, estancada o en expansión. Es un principio solamente aplicable como tendencia, y no como una disciplina anual, y mucho menos como una receta contra la crisis. Por eso, la fijación de la UE con los déficits y su ajuste ha sido un gran fracaso, incluso incomprensible para el propio establishment económico internacional.
  • A escala internacional estamos en un mundo donde la incertidumbre se está acelerando y donde las recetas económicas ortodoxas están saltando por los aires. La ortodoxia económica internacional comienza a plantearse qué hacer con una deuda que desde antes de la crisis, en la crisis y después de la crisis no ha cesado de aumentar (y hoy a escala global se acerca al 300% del PIB mundial), y comienzan a aparecer voces desde la ortodoxia que hablan de la necesidad de convertirla en un artificio contable. Sin embargo, hace tan solo un año mencionar las palabras “quita” y “restructuración” de la deuda era considerado un sacrilegio propio de opciones políticas antisistema.
  • Y es que lo que ocurre es que nos encontramos en una situación en la que el establishment económico internacional, y sus instituciones, no saben qué hacer para salir de la amenaza de un estancamiento y una deflación prolongada.
  • A pesar de que Europa se ha aplicado a la expansión cuantitativa con tanto celo como retraso (desde 2012) y ahora más con el nuevo plan de Draghi, el FMI, el Banco de Inglaterra y el Banco de Pagos Internacionales comienzan a dudar de la eficacia a largo plazo de la expansión cuantitativa, y comienzan a hablar de combinarla con políticas fiscales y reformas estructurales…Hay otros que comienzan a abogar por la idea estrambótica de la “expansión cuantitativa de helicóptero”. E incluso algunos como Ben Bernanke comienzan a hablar de dar mayor atención a la educación, al I+D+I…, es decir a otras “reformas estructurales” muy alejadas de lo que se ha planteado hasta el momento.
  • En este ambiente de confusión y desesperanza tanto con las recetas de austeridad como con las medidas de expansión monetaria como recetas exclusivas y aisladas, es donde hay que plantear la actual situación en España y en la UE.
  • En este terreno me gustaría referirme a tres cuestiones en la conversación que tengamos: en primer lugar, analizar el “keynesianismo electoral” del PP, la desviación presupuestaria que arroja, lo que esto implica de desgobierno desde el gobierno del PP y la disyuntiva que esto plantea a España en una negociación con la UE.
  • Abogar por una senda de vuelta a la estabilidad presupuestaria que pueda prolongar el plazo de tiempo de ajus te, siempre sobre la base de una hipótesis de crecimiento económico positivo.
  • Adicionalmente, en otra región del mundo que no sea Europa, no se entendería una disciplina presupuestaria estricta para un país solvente (como es España) cuando éste tiene la mitad del desempleo de la UE. Me gustaría considerar como algo posible el cambio a largo plazo de la misión del BCE, en este contexto
  • Finalmente, transformaciones de este calado no se podrán realizar en Europa si, por encima de la tensión inherente a fuerzas políticas diferentes (y que no tiene por qué desaparecer), se avanzara hacia una nueva alianza europea de una socialdemocracia renovada y los nuevos partidos transversales y su ímpetu para llevar la realidad más allá de los límites actuales marcados como posibles por el modelo económico dominante en Europa. Y no estoy hablando de una alianza a corto plazo y táctica: sin esa alianza Europa, sencillamente, no cambiará, sino a peor, es decir, hacia el aumento de las fuerzas autárquicas y xenófobas de ultraderecha. Para seguir profundizando ¡no te pierdas el programa!

Manuel Escudero    Eko.TV