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El mapa asimétrico del poder europeo

15 de febrero de 2016

Cómo el partido de Merkel se ha apoderado de las instituciones europeas

El partido de Angela Merkel, la CDU- CSU, ha expandido su partido en Europa colocando a personas del partido en todos los puestos claves de los organismos de la Unión Europea. Los puestos de toma de decisiones o el diseño de los rescates a los países son orquestados por personas cercanas a la cancillera alemana.


Cómo el partido de Merkel se ha apoderado de las instituciones europeas
Michael Panse cc  

Las posiciones adoptadas recientemente por el gobierno italiano en relación a la Comisión Europea han provocado reacciones diversas. Algunos comentaristas han valorado positivamente la firmeza del gobierno Renzi a la hora de reivindicar la igualdad de condiciones para Italia. Otros, como Wolfgang Munchau en Eurointelligence del 2 de febrero, han hablado de una mezcla de cobardía e incompetencia: de hecho, no tiene mucho sentido querer ir contra la aplicación de unas reglas que, por otra parte, se han aceptado con la cabeza baja (una responsabilidad que, cabe recordar, no es del actual gobierno), especialmente teniendo en cuenta que estaba claro desde el principio hasta qué punto estas reglas penalizarían al país (dos ejemplos entre muchos otros: la aceptación del "Fiscal Compact" sin moderarlo con los Eurobonos, y la aceptación de la Unión bancaria sin aliviarla con un esquema de seguro de los depósitos europea). Otros encuentran que el enfoque del gobierno actual no es realista, ya que antes de desafiar a lo que superficialmente se llama "Europa" (es decir, la Comisión Europea), sería necesario crear una red de alianzas que permitiera oponerse a Alemania con un poder de negociación suficiente.

Nos centramos aquí en esta última crítica, que en nuestra opinión es contradictoria y superficial (lo que por supuesto no implica, como veremos más adelante, que el gobierno Renzi esté adoptando una conducta apropiada).

Los temas que planteamos son dos

En primer lugar, si Europa es un lugar donde para hacer entender las propias razones es indispensable ir a la guerra, entonces, de hecho, un lugar parecido ya lo teníamos, sin necesidad de crear la Unión Europea. E incluso era más funcional desde el punto de vista político y económico, porque no habían sido impuestas, a través de los Tratados que prevalecen sobre los preceptos de las constituciones democráticas, unas reglas económicas extremadamente irracionales (como la literatura científica ha dejado claro desde hace tiempo). Así, los que alegan que el gobierno Renzi no funciona de manera óptima para construir "otra Europa" a través de alianzas con los otros países "débiles", en realidad evidencia, sin ni siquiera darse cuenta, las razones profundas por las que esta fantasmal "otra Europa" es imposible. Por eso la naturaleza contradictoria de estas críticas. Hay que reconocer que la Unión Europea, diseñada para eliminar los conflictos entre los estados-nación, se ha convertido en una herramienta para destruir los espacios de mediación democráticos de estos conflictos, que entonces deben ser regulados a la antigua, en base a las relaciones de fuerza: haciendo alianzas, y "dando un puñetazo sobre la mesa". Pero no hay ninguna mesa.

En segundo lugar, los que critican la incapacidad del gobierno Renzi para tejer una red de alianzas a nivel europeo demuestran en un conocimiento muy superficial del mapa del poder en Europa. El problema al que se enfrenta Italia, de hecho, no es la falta de alianzas, sino el hecho de que todos los puestos clave de la toma de decisiones en Europa están ocupados por personas provenientes de Alemania (y en particular por el partido de la señora Merkel). Será de gran utilidad hacer una rápida revisión.

Empezamos por el Parlamento Europeo, cuyo miembro más antiguo, ya que ha sido elegido de manera ininterrumpida desde la primera elección en 1979, es Hans-Gert Pöttering. Pöttering (nacido en 1945) es un miembro de la CDU- CSU, el partido de Angela Merkel. También fue Presidente del Parlamento, entre 2007 y 2009, pero lo que lo convierte en uno de los hombres más influyentes de Bruselas es el hecho de ser el hombre de confianza de Angela Merkel para todas las cuestiones europeas.

Durante su presidencia, su jefe de gabinete era Klaus Welle, que luego se convirtió, no por casualidad, en el secretario general del Parlamento, que es el funcionario de más alto rango de toda la administración. Nacido en 1964, Welle fue responsable de las políticas europeas del mismo partido de Pöttering y Merkel en los años 90, después pasó a la delegación del Parlamento Europeo del PPE, para luego trabajar con Pöttering y finalmente establecerse en el punto más elevado de la administración parlamentaria.

Si nos movemos a la Comisión, es conocido incluso por los periódicos italianos (en general no demasiado informados sobre los asuntos comunitarios) que el nuevo jefe de gabinete del presidente Juncker es el verdadero factótum de la Comisión 2014-2019, el cual con una gestión inusualmente autoritaria está imponiendo su propia línea política, a veces incluso sin pasar por el presidente. Martin Selmayr, nacido en 1970, es un abogado que ha estudiado los aspectos jurídicos de la unión monetaria, trabajando primero con el BCE y luego en la oficina de Bruselas de la fundación alemana Bertelsmann. Fue él y no Juncker quien definió los límites en los que todos los miembros del Ejecutivo comunitario, los comisarios y los vicepresidentes, podrán moverse. Otra maniobra, bastante poco convencional y significativa, ha sido la rotación de los directores generales, que quería firmemente e implementó Selmayr en pocos meses desde que asumió el cargo.

Aprovechando la ocasión colocó hábilmente a su antecesor y compatriota Johannes Laitenberger, ex jefe de gabinete de Barroso, como cabeza de la Competencia, una de las carteras más importantes. Johannes Laitenberger tiene muchas cosas en común con Selmayr. Ambos son abogados, están muy cerca del partido de Angela Merkel, la CDU-CSU. Laitenberger fue el verdadero "perro guardián" impuesto por la canciller a Barroso en su segundo mandato (2010-2014), a cambio de su reelección como presidente de la Comisión. También influyó en gran medida en los trabajos de la Comisión en perfecta armonía con Berlín. Ahora ha sido trasladado a responsable de la Dirección General de la Competencia por Selmayr, sin que la Comisaria responsable estuviera demasiado de acuerdo.

Para que quede claro, es por él que pasarán todas las decisiones sobre las ayudas de Estado, como las del sector bancario que Italia está tratando desesperadamente de conseguir.

Un lugar formalmente menos importante, pero sustancialmente decisivo en la Comisión es el de Stefan Pflueger, que es el secretario del Comité Económico y Financiero, del Comité de Política Económica y del Eurogrupo. Economista, trabajó en el Ministerio de Finanzas alemán, en el departamento internacional, en el momento de la crisis del SME y cuando se firmó el Tratado de Maastricht. Desde 1999 Pflueger pasó a trabajar en la Comisión y ahora es el director responsable del Eurogrupo. Conociendo el funcionamiento de este importantísimo órgano, por otra parte poco regulado por los Tratados, es evidente su papel determinante.

Su contraparte en el Consejo, que es la institución más importante políticamente y que representa los intereses de los gobiernos nacionales, es Carsten Pillath, que ocupa el puesto de director general de Asuntos Económicos y Financieros. Bajo su responsabilidad, como es lógico, está la gestión de las reuniones y trabajos del Eurogrupo. También Pillath, nacido en 1956, es un economista alemán con larga experiencia en el Ministerio de Finanzas alemán, donde fue responsable de las relaciones con la zona del euro. En 2006 fue nombrado miembro del consejo del BEI, en 2008 fue enviado a Bruselas a la Secretaría General del Consejo, antes de llegar en 2012 a su lugar actual. No es casualidad que los dos funcionarios más importantes en la organización del trabajo del Eurogrupo, tanto de la parte de la Comisión como de la del Consejo, sean dos ex funcionarios del Ministerio de Finanzas de Alemania.

Los dos funcionarios más importantes en la organización del trabajo del Eurogrupo son dos ex funcionarios del Ministerio de Finanzas de Alemania

Incluso en el Consejo el funcionario de más alto rango, el Secretario General, es una persona de una estrechísima confianza de Berlín, no un funcionario de carrera europeo, sino de la administración alemana "prestado" el año 2011 a la administración comunitaria como responsable de la institución políticamente más importante: Uwe Corsepius. Nacido en 1960, también es un economista, un alumno de Horst Steinmann, que desde 1994 ha trabajado cerca de la cancillería alemana, primero con Helmut Kohl, luego con Gerhard Schröder, finalmente, con Angela Merkel. Con esta última Corsepius asume la responsabilidad de todas las cuestiones ligadas a la integración económica y monetaria europea y en las negociaciones sobre el presupuesto comunitario. En 2011 se convirtió, por un corto periodo, en el sherpa de Angela Merkel en el G-8, en sustitución del anterior asesor de la canciller, Jens Weidmann, quien se convierte en el presidente del Bundesbank.

También en 2011, después de negociar en nombre del gobierno alemán todas las cuestiones más importantes de Europa, a pesar de todos los principios de imparcialidad, Corsepius se convierte en el secretario general del Consejo europeo, con la tarea de garantizar la imparcialidad de las negociaciones entre todos los países.

Su sucesor como jefe de asesores para las políticas europeas de Angela Merkel es Nikolaus Meyer-Landrut, nacido en 1960, diplomático y gran tejedor de las relaciones entre los gobiernos alemán y francés y además responsable de las relaciones con las instituciones comunitarias. Hace unos meses Meyer-Landrut ha sido movido al frente más caliente para las relaciones alemanas, como embajador en París. En su lugar junto a Angela Merkel ha vuelto Corsepius.

Los asesores de Mekel y sus meteóricas carreras

El puesto de asesor principal de Angela Merkel es, obviamente, un escalón importante, como lo demuestra, por ejemplo, la carrera de Jens Weidmann. Weidmann, nacido en 1968, economista y alumno de Vaubel y Neumann, participa como asesor en la preparación de la Agenda 2010: el programa de reformas estructurales del gobierno de Schröder. Desde el año 2006 se convierte en asesor de Angela Merkel, y su sherpa en el G-8. En 2011, desafiando el principio de la independencia del banco central nacional, el asesor en jefe del gobierno se convierte en el presidente del Bundesbank. Dejo a la imaginación del lector las reacciones que se producirían en Italia si un primer ministro nombrara un asesor suyo como gobernador del Banco de Italia. La trayectoria de Weidmann se ha de seguir especialmente en relación a la sucesión de Mario Draghi en 2019. Después de que en 2011 el jefe del Bundesbank, Axel Weber, no consiguió convertirse en el presidente del BCE, se puede esperar que en 2019 lo consiga Weidmann.

El papel de Weidmann en el Bundesbank, pero especialmente en el consejo del BCE, es bien conocido. Quizá menos conocido es el de Sabine Lautenschläger patrocinada en gran medida por él. Lautenschläger, nacida en 1964, es abogada, ex jefe de la autoridad de la supervisión financiera, que Weidmann ha querido que sea su vicepresidenta en el Bundesbank y el segundo alemán miembro del consejo del BCE, en sustitución de Jörg Asmussen, cuyas posiciones estaban demasiado a menudo en sintonía con las de Mario Draghi.

Klaus Reagling, ex-asesor de Merkel, ha diseñado los rescates a Grecia, Portugal, Irlanda y España

Otra de las personas clave en Berlín (y Frankfurt) para todas las cuestiones económicas y financieras en Europa es Klaus Regling. Regling, director ejecutivo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFFE), que más tarde se convirtió en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), que es el fondo que, con absoluta discrecionalidad y sin ningún control democrático, decide las condiciones que se impondrán a los Estados miembros que pidan ayuda financiera a Bruselas. Regling, nacido en 1950, es otro economista alemán cuya carrera se ha desarrollado durante más de veinte años entre el Fondo Monetario Internacional y el Ministerio de Finanzas de Alemania, con un paréntesis en la asociación de bancos alemanes y en un banco de negocios de Londres. En 2001, como externo "prestado" a la administración comunitaria, fue nombrado director general de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea, un lugar que ocupó hasta 2008. Desde 2008 hasta 2010 volvió a Berlín como asesor de Merkel, y luego desde 2010 se convirtió en el jefe de los diversos mecanismos financieros a través de los cuales la zona euro ofrece préstamos a los estados en dificultades. Él es el arquitecto de los diversos "rescates" de Grecia, Irlanda, Portugal, España, y los otros que puedan venir ... Fue significativa una entrevista que dio en 2010 en la que criticaba duramente a la Comisión por no haber vigilado adecuadamente las finanzas públicas en Grecia, olvidando decir que el director general responsable de 2001 a 2008 había sido él mismo. En 2011, su nombre también circuló como candidato a la presidencia del BCE.

Para concluir con las instituciones financieras de Bruselas, como jefe del Mecanismo único de resolución bancaria, de reciente creación como primer pilar de la Unión bancaria, encontramos a Elke König. König es también economista alemana, quien, después de haber trabajado durante treinta años en el sector financiero y asegurador nacional, en 2012 había sustituido a Lautenschläger como jefe de la autoridad federal de la supervisión financiera. En 2015 se ha convertido en la responsable de la supervisión financiera europea y del mecanismo de resolución bancaria.

Los casos descritos son sólo los puntos más visibles de una red totalmente omnipresente que ocupa todos los puestos clave de decisión de las políticas europeas, especialmente de las políticas económicas y financieras. Este dominio no tiene, además, ningún tipo de contrapesos, teniendo en cuenta que el tradicional equilibrio entre Francia y Alemania se ha disuelto con la desaparición gradual de los franceses de los lugares clave de las administraciones comunitarias.

Esta asimetría no ha pasado desapercibida para los políticos franceses, que se han preocupado demasiado tarde. La revista online Politico.eu nos informa en un interesante artículo, titulado proustianamente, "En busca de la influencia francesa perdida", en el que Christophe Caresche y Pierre Lequillier, dos parlamentarios franceses respectivamente de la mayoría y de la oposición, han dedicado a este preocupante problema un informe de más de cien páginas, que investiga las razones del debilitamiento gradual de Francia en "Europa". Las razones son variadas y, al mismo tiempo, todas difícilmente contrastables a corto plazo: van desde la ampliación de la Unión hacia el Este, algo que quería muy intensamente Alemania también para crear una red de estados vasallos que le permitieran alterar las relaciones de fuerza en Europa; o a la falta de recambio de los representantes franceses, determinada por la pérdida progresiva de interés de las élites francesas para las carreras profesionales europeas. Un proceso, este último, degenerativo, porque, por supuesto, el prestigio de los cargos en Bruselas disminuye (y los hace menos atractivos) cuando más estos cargos se subordinan a Alemania (algo que inevitablemente ocurre cuando las mejores fuerzas de los otros países no se dirigen hacia los puestos de poder europeo).

Alemania se encuentra en condiciones de poder disfrutar de un dominio sin precedentes en la historia de la UE

Alemania se encuentra, pues, en condiciones de poder disfrutar de un dominio sin precedentes en la historia de la UE, un poder abrumador que, por supuesto, también es mérito suyo. Llegar a este punto requiere años, si no décadas, de trabajo constante por parte de un país para "cultivar" y situar en el momento adecuado a su propia clase dirigente, que sea fiel a los intereses nacionales, incluso a costa de pisar los comunitarios, como es cada vez más evidente. Sin embargo, así como la construcción de una red de esta naturaleza para controlar y dirigir la máquina burocrática europea hacia sus intereses nacionales es un proceso muy lento, que requiere un esfuerzo constante, incluso un hipotético cambio de dirección lo sería, siempre que otros países intentaran hacerlo. No es la Unión soñada por aquellos que creían en la integración europea, pero es la realidad a la que se ha llegado.

Como lo enseña la experiencia británica, incluso en la hipótesis de un gobierno euro escéptico, para conseguir cualquier cosa en las relaciones con Bruselas es esencial contar con una red amplia y eficaz, estar más preparados que los demás y ser capaces de prever todas las cuestiones de importancia estratégica. El gobierno italiano, así como los anteriores, parece trágicamente sin preparación para perseguir cualquier estrategia que no sea una sumisión total. Por otra parte, como muestra nuestro corto y no exhaustivo inventario, y como el análisis de Politico.eu nos confirma, buscar alianzas en este momento serviría realmente de muy poco, ya que el único país mediterráneo con un cierto grosor en el tablero europeo, es decir, Francia, demuestra, con la evidencia de los hechos, que está esencialmente subordinada a los intereses alemanes, y al mismo tiempo es incapaz, al haber abandonado el terreno de juego, de oponerse y de buscar una mediación eficiente con los otros países europeos.

Por tanto, sólo podemos concluir amargamente que los que se quejan de que el gobierno Renzi no ha tejido una red de alianzas antes de empezar a hacer valer el derecho de nuestro país a un trato de igualdad con los demás países europeos, le reprocha algo que en la prueba de los hechos sería ya sustancialmente inútil. De hecho, ninguna alianza sería capaz de volver al equilibrio con la suficiente rapidez respecto a la asimetría profunda que se ha ido formando durante al menos tres décadas en el mapa del poder europeo.

*Artículo traducido por Antoni Soy
Nota del traductor: Este artículo ha sido escrito por Alberto Bagnai, Profesor de Política Económica en la Università Gabrielle de Annunzio de Pescara en Italia. El profesor Bagnai, especialista en economía internacional y más concretamente en la Unión Europea y el euro, recientemente ha escrito dos libros, "Il tramonto dell’euro" y "L’Italia può fàrcela", además de varios artículos, y es el responsable del bloque Goofynomics que el año pasado ganó el premio al mejor blog de economía de Italia y que tiene miles de seguidores.

El artículo que se presenta, publicado en italiano en el blog de asimmetrie.org, aunque hace algunas referencias a Italia (que por otra parte podrían ser perfectamente aplicables a España o Cataluña), se centra, como su título indica, en el mapa del poder europeo en las instituciones comunitarias y, más concretamente, en el papel que juegan los alemanes respecto a los demás países europeos.

Alberto Bagnai*    Blog Goofynomics

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